jueves, 19 de junio de 2014

EL DUQUE DE ROCANEGRAS







El Duque de Rocanegras
¿Caracas se reía del Duque o el Duque se reía de Caracas?
Sainete Inspirado en el personaje popular de los años 20 del siglo XX
De Wilfredo Tortosa





















Caracas en la década de los veinte fue muy florida y rica en hechos, sucesos y personajes que bien vale la pena recordar, 


Hay me da pena verte como te has vitoqueado…
Burro no se monta con sombrero ni zapatos…






















1. FACUNDO
2. FILOMENA
3. EVARISTO
4. DUQUE

(CARACAS EN FINALES LA DÉCADA DEL SIGLO VEINTE, LUGAR QUE SE ASEMEJA UN MUSEO, UNICOS ELEMENTOS ESCENOGRAFICOS: BANCOS DE MADERA, MANIQUIES CON ROPA DEL DUQUE, RETRATOS DE JUAN VICENTE GOMEZ Y DEL DUQUE “EL ACTOR QUE LO REPRESENTA”, TRES JOVENES PERSONAJES SENTADOS ESTUDIANDO) 

FACUNDO: (REPASANDO, EL TRABAJO DE HISTORIA DE LA ÉPOCA GOMECISTA) Caracas en la década de los veinte fue muy florida y rica en hechos, sucesos y personajes que bien vale la pena recordar.

FILOMENA: (ACOTANDO) Tanto por el crecimiento en sí de la ciudad, como por el inicio de su transformación, la cual, estando aún en la época gomecista, donde el control y la férrea censura que imperaba, limitaba la libertad de expresión. 

EVARISTO: (DEFENDIENDO) Siempre se dieron oportunidades aprovechadas por los humoristas de esa época con personajes como el Duque de Rocanegras.

FACUNDO: (ALEGANDO) Un dictador es una persona que se apropia el poder de un país sin haber sido elegido por el pueblo. 

FILOMENA: Usualmente este poder lo obtiene a través de un golpe hacia el gobierno que está en el poder…

EVARISTO: Anulándolo e instaurando el nuevo gobierno por la fuerza y concentrando todos los poderes en un solo individuo, 

FACUNDO: Llamado dictador.


FILOMENA: El lema de su gobierno fue: Unión, Paz y Amor, 

EVARISTO: Que, según el pueblo interpretaba como unión en las cárceles, paz en los cementerios y trabajo en las carreteras. 

FILOMENA: El gobierno Gómez, hizo reformas a la Constitución para alargar su periodo constitucional y permitirse su reelección. 

FACUNDO: Y que me dices de la codicia y el enriquecimiento de Gómez y de sus allegados sobrepasaron los límites de los anteriores caudillos. 

EVARISTO: El Benemérito, era el propietario de la mayor tenencia de tierras. 

FACUNDO: La ganadería estaba totalmente en sus manos y la de sus familiares. 

FILOMENA: A pesar de esto, Gómez modernizó y equipó al ejército, lo profesionalizó creando la Escuela Militar en 1911. 

EVARISTO: Y la Escuela de Aviación en 1920. 

FACUNDO: ¡Aja! Sin embargo, esta modernización del ejército planteó a Gómez un nuevo tipo de oposición que surgió en las filas de los oficiales egresados de la Escuela Militar.

FILOMENA: Fíjate, que en la dictadura de Gómez el pueblo vivió en una gran miseria, padeció muchas enfermedades, sufrió grandes humillaciones, vejaciones e irrespeto a la dignidad humana. 

FACUNDO: Y el pueblo, padeció el más largo periodo de asesinatos y represiones que hasta ese entonces no se había conocido. 

EVARISTO: En demostración a esto se logró la manifestación más importante de la juventud venezolana en 1928. 

FILOMENA: ¡Nació un movimiento contra la tiranía de Gómez! y el deseo de establecer un gobierno que respetara la libertad, la oposición y la democracia. 

FACUNDO: Y este Movimiento que se conoce con el nombre de la Generación del 28

EVARISTO: Esta manifestación fue el primer movimiento exitoso de los estudiantes contra la tiranía de Gómez en la historia política de Venezuela. 

FILOMENA: Y como paso siguiente promovieron el restablecimiento de la Federación de Estudiantes de Venezuela, organismo coordinador de todos los centros de representación estudiantil, 

EVARISTO: Que hasta entonces suspendido por una disposición que databa del gobierno de Cipriano Castro. 

FACUNDO: En esta etapa se destacan como organizadores los siguientes personajes: Jacinto Fombona Pachano, su primer presidente; Raúl Leoni, su segundo presidente; Elías Benarroch; 

FILOMENA: Como también, Rómulo Betancourt, Gustavo Machado, Arturo Uslar Pietri, Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Rómulo Gallegos, José Rafael Pocaterra, Román Delgado Chalbaud, Isaac Pardo, Juan José Palacios, José Tomás Jiménez Arráiz, Rafael Echenique Chirinos, Francisco Rivas Lázaro, Fidel Rontondaro y Germán Tortosa, entre otros.

EVARISTO: Muchos intentaron derrocar el gobierno de Gómez, pero ninguno salió victorioso. 

FACUNDO: Pero estos jóvenes serían inmortalizados como” la generación del 28”.

FILOMENA: Asimismo como parte de este proceso se efectuaron durante este lapso diversas actividades culturales que apoyó con sumo interés el rector Diego Carbonell.

EVARISTO: Con el objeto de recaudar fondos para la realización de este plan, en el carnaval de 1928 se organiza La Semana del Estudiante, en cuyo programa destacaban los siguientes actos:

FACUNDO: Uno: Desfile desde la Universidad hasta el Panteón Nacional, en homenaje a los próceres de la Independencia.

FILOMENA: Dos: Coronación de la reina de los estudiantes Beatriz I (Beatriz Peña Arreaza), en el teatro Municipal.

EVARISTO: Tres: Recital de la juventud, en un teatro capitalino.

FACUNDO: Cuatro: Concentración juvenil en La Pastora.

DUQUE: Y quinto: La preparación de una becerrada que no se realizó debido al desarrollo de los acontecimientos

FILOMENA: En plena coronación de Beatriz I, ella leyó un poema juzgado como subversivo por las autoridades gomecistas; a las primeras intervenciones de los estudiantes de derecho, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez, 

DUQUE: Y estimadas como inconvenientes por los cuerpos de seguridad, y al "acto irrespetuoso" de Guillermo Prince Lara, quien rompió una lápida en honor a Juan Vicente Gómez; 

FACUNDO: ¡Ah!... Pero el Gobierno decidió poner fin a los actos conmemorativos de La Semana del Estudiante, encarcelando a Tamayo y a los demás jóvenes, conduciéndolos a La Rotunda.

FILOMENA: (OBSERVANDO, LEE AL PIE DEL RETRATO) Vito Modesto Franklin, alias “Duque de Rocanegras y Príncipe de Austracia”…

FACUNDO: (BUSCA EN SUS APUNTES) Memorias del Duque de Rocanegras, en el cual describe a perfección y en forma magistral la historia de este personaje, y cómo surgió la palabra “vitoqueado”. 

EVARISTO: Quizá con la palabra vitoquear, vitoco, vitoquear, vitoqueado, vitoquismo.

FACUNDO: ¿Sustantivo, verbo o adjetivo?

FILOMENA: No sé, se designaba desde principios del siglo XX (1921) a las personas que vestían como un “DANDY” y además presumían de eso, buscando la mayor notoriedad posible. 

FACUNDO: Me suena como…. El chocolate.

DUQUE: (DESDE EL RETRATO) Que necio…

EVARISTO: (INGNORANDO AL RETRATO) Como dice Guillermo Meneses en su Libro de Caracas: “con aspecto de superlativa elegancia”.


DUQUE: (DESDE EL RETRATO) Llamándome realmente Víctor Modesto Franklin, soy un notable protagonista de la escena social de aquella ciudad provinciana que, gracias a la entonces reciente riqueza petrolera, iba en pos de la modernidad. 

FACUNDO: (INGNORANDO AL RETRATO) En tiempos de la tiranía de Juan Vicente Gómez y de secretos e intrigas de palacio. 

FILOMENA: (AL RETRATRO) Durante años se olvidó a este hombre de bufanda y paltó levita, de elegancia afectada y dignidad imbatible. 

EVARISTO: (AL DUQUE DE ROCANEGRAS) Un tipo de estrafalaria personalidad y gustos exóticos, formado en Francia

DUQUE: (DESDE EL RETRATRO) Donde me batí en duelo con Román Martán en el parisiense Bosque de Boloña, un enemigo que me persigue más allá de lo posible. 

FACUNDO: Acontece en el investigador de un crimen que fue muy comentado en una época dominada por la censura y los secretos. 

DUQUE: Eso fue a partir del asesinato de Juan Crisóstomo Gómez 

EVARISTO: Conocido como Juancho, hermano del dictador andino y primer vicepresidente de la República, la noche del 30 de junio de 1923, en una habitación del Palacio de Miraflores


FILOMENA: Pero a mi parece que este crimen tiene más de relaciones personales que de motivaciones políticas.

DUQUE: (RECORDANDO) Esa noche, antes de su muerte, en el teatro Olimpia, Juancho Gómez me regaló su bastón (MUESTRA EL BASTON). A la mañana siguiente la noticia sacudió a este su servidor, abogado de costumbres exóticas, y cuya investigación personal del caso me condujeron a Isidro Barrientes, supuesto amante del difunto, y a Dionisia Bello, ex amante del tirano, cuya hija, Margarita Torres, se había suicidado cuando Juancho contribuyó a mancillar su honor de señorita virgen. 

FACUNDO: Ambas pistas o hipótesis policiales, constituyen los caminos que concluyen en una verdad muy dura pero también muy propia de la conservación del poder, del Palacio de Miraflores

EVARISTO: El caso y para develar sus complicidades. 

DUQUE: Se trataba de una fabulación, a todas luces, que guardaba la virtud de lo verosímil, de lo creíble, sin necesidad de constatar prueba alguna… Nadie puede garantizar que yo, Víctor Modesto Franklin investigué la muerte del vicepresidente de la República, pero no importa. 

FILOMENA: O la conversación entre éste y Dionisia Bello, mujer incapaz de renunciar al poder. 

FACUNDO: Lo que pone de bulto la trama reside, en la condición homosexual del hermano favorito de Gómez, en un país francamente machista, y en las consecuencias de este tipo de secretos en una sociedad cerrada y temerosa. 

FILOMENA: Lorena Saldivia, indigna mujer a quien el duque ama con vergüenza, cuyo hermano Gabriel se convierte en bisagra del hallazgo de las redes íntimas del caso. 

EVARISTO: O el rojizo Blunt, detective de la legendaria agencia de investigaciones Pinkerton. 

FACUNDO: O el amenazador Robert Mastro, cuidador de intereses extra nacionales. 

DUQUE: O quién sabe si el mismísimo José Vicente Gómez, que aspiraba a la sucesión de su padre.

EVARISTO: Víctor Modesto Franklin… Criatura insólita de la fantasía y del humorismo de la ciudad, en el esplendor físico de aquella figura y en la atmósfera de leyenda que respiraba su fascinante personalidad…

DUQUE: ¡Gracias!

FACUNDO: Nació en La Guaira (Distrito Federal) en 1860 y falleció en Caracas, el 17 de julio de 1938


DUQUE: Nadie nace para ser semilla…


FILOMENA: Personaje popular de la Caracas de los años 1920, apodado Duque de Rocanegras y Príncipe de Austrasia. 

DUQUE: ¡Apodado nunca…! Soy y seré Duque de Rocanegras y Príncipe de Austrasia.

EVARISTO: Hijo de Benito Franklin y de Eduvigis Montes.

DUQUE: (NOSTALGICO) Mis amados progenitores…


FACUNDO: Caletero en el puerto de La Guaira en su juventud, logró a través del juego obtener ciertos medios de fortuna.

DUQUE: Por algo se empieza…

FILOMENA: De un viaje a España e Italia en los últimos años del siglo XIX, regresó a Venezuela contagiado por una manía nobiliaria que lo llevaría a adoptar un modo de vestir extravagante.

DUQUE: (ENOJADO) Y tú que sabes de moda masculina…Safrisca.

EVARISTO: Que reunía, según la expresión de Aquiles Nazoa “la elegancia de un Brummel y el mundanismo refinado de un Oscar Wilde” 

DUQUE: Bueno, lo refinado de un Oscar Wilde… 

FILOMENA: Fue, una figura habitual de la plaza Bolívar, sus excentricidades le valieron una destacada figuración en los carnavales de 1922, cuando fue paseado en triunfo por las calles de la ciudad. 

DUQUE: (NOSTALGICO) Que vaina, fui, figuré… Y triunfé.

FACUNDO: La Caracas de los 20 Conoció, al que fue su personaje más típico por más de diez años… 

DUQUE: Mi sobrenombre de Duque de Rocanegras y Príncipe de Austrasia fue el resultado de una ocurrencia de mi entrañable amigo, Leoncio Martínez (Leo) y del grupo de redactores del periódico satírico Fantoches, 

FILOMENA: Cuya edición del 30 de mayo de 1923 sirvió para rendirle un homenaje público Al “ilustre personaje”.

EVARISTO: El mismo Fantoches le inventó al Duque de Rocanegras, en 1924, un idilio con “CIERTA PRINCESA LEJANÍSIMA Y CAUTIVA”, cuyo nombre era el de un conocido medicamento depurador de las vías urinarias: Piperazina de Midy.

FILOMENA: Y al mismo tiempo una estampa humana, mitad broma, mitad poesía, parte locura y parte ensueño.

FACUNDO: Pero El Duque impenetrable a las burlas y caricaturas de la prensa que de cierta manera halagaban su propia vanidad. 

EVARISTO: Y él se prestó al romance imaginario, dirigiéndole a su nueva Dulcinea apasionadas cartas escritas con tinta dorada.

FILOMENA: Y en 1924, El Duque se compró el teatro Olimpia de Caracas donde se celebraban temporadas de zarzuelas y organizó en él varias manifestaciones de gala para bailarinas o cupletistas famosas como Carmen Flores y Amalia Molina. 

DUQUE: En una de esas celebraciones me fue conferido el título de “El Hombre de Líneas Más Perfectas”, ya que mi hermosura superaba a la del ídolo del cine mudo Rodolfo Valentino.

EVARISTO: Era natural de La Guaira donde en su juventud había figurado entre los recios caleteros que acarreaban sacos de café a los barcos. 

DUQUE: Ya eso lo sabemos… 

FACUNDO: Había sido caletero en sus mocedades, en el puerto de La Guaira; después fue a España y regreso con mucho dinero y el título; otros aseguraban que estuvo a punto de ordenarse como sacerdote, pero se enamoró locamente de una novicia quien le engañó luego con un rico y que por eso el Duque siempre guardaba silencio sobre el pasado.

DUQUE: Vamos a los que nos interesa…

FILOMENA: Su vida de aventuras comienza apenas a los 15 años, cuando Rodolfo, su amigo de la niñez, lo incorpora a la clientela un poco bandilesca de “El Gato”, 

FACUNDO: Famosa posada y garito guaireño que poetizaba la sólida reputación de su cocina criolla en sus anuncios versificados del periódico La Lira…

DUQUE: Es El Gato, en verdad un paraíso, allí el talento del mondongo brilla…

FILOMENA: La gracia virginal de la morcilla, 

FACUNDO: La sublime elocuencia del chorizo 

EVARISTO: Iniciándose como el jugador afortunadísimo que fue siempre, en una de sus jugadas logró Franklin desbancar la ruleta de “El Gato”

FILOMENA: Dando lugar con su triunfo a un violento episodio de sangre del que le resultó un encarcelamiento por tres años. 

DUQUE: Eso si fue, duro… (SALE DE RETRATO Y SE LES UNE)

FACUNDO: (NO SEDAN CUENTA QUE EL RETRATO ESTA VACIO) Cumplida su condena se trasladó a las tierras cacaoteras de Barlovento y allí se hizo de cuantiosos bienes, no siempre sin utilizar sus admirables mañas de picapleitos y abogado de afición, merced a las cuales, se le llegó a conocer en aquella región como el Doctor Franklin. 

EVARISTO: Pero cuando más prósperamente florecían sus negocios, sufre lo que el mismo describirá después como una de sus crisis de misticismo y decide ingresar en el Seminario. 

FILOMENA: A punto ya de ordenarse sacerdote, y cuando ya casi todo Caracas lo conocía como el Padre Franklin, las autoridades eclesiásticas le impiden la ordenación luego de investigar las turbulencias de su vida pasada,

FACUNDO: Y es entonces cuando Franklin comienza su carrera de “Grand viveur” cosmopolita y elegante…

EVARISTO: Su nacimiento – Peninos y Niñez – De cómo una hechicera, descubrió en él, la azul hemoglobina y prefetizó su brillante destino… 

FACUNDO Fue en la Guayra, a las orillas del mar Caribe, donde la naturaleza presenció, llena de júbilo, su advenimiento al mundo. 

DUQUE: (ENTRA EN LA CONVERSACION) Y de regreso para atrás en mi historia… Sean creativos por favor.

FILOMENA: ¿Y usted de donde salió?

DUQUE: De donde más, de ese retrato, 

EVARISTO: ¿Pero cómo?

DUQUE: ¿Cómo? Saliendo pues… De tanto invocarme me hice presente…sigan con mi historia…

FILOMENA: (MIRA EXTRAÑADA EL RETRATO VACIO Y AL DUQUE,) Contaba su madre (Q.E.P.D) de cómo el cielo, ese día feliz para ella se cubrió de nubarrones, que no tardaron en transformarse en horrenda tempestad.

EVARISTO: (NERVIOSO) A la Divina Providencia plúgole que él, viera la luz de la misma manera que su ascendiente la divina Venus.

DUQUE: “PLÚGOLE” Linda palabra, ¿verdad? Andando los meses, ya comenzado a peninear los sencillos campesinos quedábanse absortos contemplando mi tierna belleza sin par… 

FACUNDO Tal así que muchos no pudieron contenerse cuando, durante la ceremonia de su bautismo en el grave Templo, apareció su cuerpecito, rosado como un "cundiamor" avileño, 

DUQUE: Y rompieron a coro, presos de una admiración caso delirante. 

FILOMENA: ¡Ay qué lindo! - ¡qué lindo! - ¡qué lindo! 

DUQUE: Límpidas palabras que andando el tiempo metomorfosearónse en un cuplet popular que llegó a poseer el alma del poblacho. 

LOS TRES: ¡Hélo aquí! (A EL DUQUE DE ROCANEGRAS, CANTAN)

En la pila bautismal. 
El padrino y la madrina Cargaron la figulina. 
Que parecía de cristal. 
Y el cura quedose "absortum". 
Delante belleza tal Y exclamó: 
"Pero qué abortum" Y luego le hechó sal. 
(ESTRIBILLO) Ay qué lindo, lindorum, lindiga. 
Es Vítico, Vitorum, Vitinga Etc. Etc. Etc… 

EVARISTO: El Duque de Roca Negra


DUQUE: (LOS INTERRUMPE Y ACOTA DISGUSTADO) Es Rocanegras, no Roca Negra; yo soy uno solo y nada tiene que ver con el azabache, a mi juicio roca negra es de mal gusto, tan detestable que arde como el carbón. Cómo verán mis descifradores, desde esa mi temprana edad, comenzó la fama a acariciar mi nombre. 

FILOMENA: Más tarde, terminado el peinaje, refrescábase un día, cabe la sombras de un cocal distante de su casa, cuando un coco envidioso y agresivo, desprendiéndose, con tan mala suerte para el, que tras reblandecerse la mollera, téndiose inanimado cual listón de pechipen. 

FACUNDO: Horas después, volvió a darse cuenta que vivía, en una choza habitada por extraña mujer…

EVARISTO: En su traje, los desteñidos colores y la mugre, parecían jugar un gárgaro malojo…

DUQUE: Intensa emoción me causaron sus largas uñas negras, recordándome al punto los nocturnos de Silva "era una sola sombra larga" 

FACUNDO: Y los brujísticos cuentos de Calleja 

DUQUE: Aquella mujer estaba fija, extática, en mi diminuto ombligo. 

FILOMENA: De pronto exclamó - ¡Oh, Dante! Tú lo dijiste… - 

DUQUE: Y volviéndose hacia mí continuó 

EVARISTO: no tienes, es que no tienes, no, no, no la tienes. 

DUQUE: ¿Qué? – interrogué espantado y tembloroso. 

FACUNDO: La raíz, hijo mío. La raíz del ombligo 

DUQUE: Contéstome… luego prosiguió.-

FILOMENA: "Non ombilicus ráiz" 

DUQUE: Quedóse pensativa y agregó: 

FILOMENA: Tú ascendiente fue Venus… Tienes el sello venusino: "Omblicus marcatus magestuosum designus"… El mar caribense no es más azul que tu sangre… El ala del cuervo no es menos negra que tu pelo y menos idem que tus ojos.

EVARISTO: La espuma de la mar, ¡ay! De la mar que está serena cuando cantan las sirenas, no es más blanca que tu piel; la suavidad de tu carne supera la suavidad del pelo del camello, 

FACUNDO: ¡Ay! Que carnes tan lindas, tan lindas…Tú triunfarás en las Carnestolendas. 

DUQUE: Y con esa profecía, terminando de hablar desapareció masticando un conjuro, del que recuerdo vagamente estas palabras… Abra… abra… abracadabra… Salsipue… salsipue… Quebaka… Quevák.

EVARISTO: Por sobre de los árboles el cielo, debajo de los árboles, el río, - La Toma – y tu…

DUQUE: Tal era el paisaje. Me encantaba en las horas calurosas, sentir el cosquilleo refrescante de las aguas y me sumergía en ellas, como mitológica náyade – porque yo sé nadar -. Luego divertíame como los demás rapaces, zapitoliponeando, juego en el que destacábame por sobre los demás. Un día, fatigado, mientras descansaba sobre una piedra que a manera de isla encontrábase en medio del riachuelo, me alarmé grandemente al contemplar en el fondo del agua la figura de Narciso que ya había conocido en una estampa vieja. Cuál no sería mi asombro, al darme cuenta que aquel cuerpo perfecto, era mi cuerpo mismo reflejado en las aguas. El secreto del río tubóme de tal manera, que no sabía si llorar o reír. Por mi mente desfilaron bellos y majestuosos mis antepasados: Jove, Venús, Neptuno, Zoroastro, Nabucodonosor, Sardanápolo, Fausto, Aída, Amnéris y la pobre Lucía. Fuíme a casa absorto. 

FACUNDO: Fue entonces cuando aprecio el valor de las palabras de la vieja hechicera y le deslumbró grandemente su destino. 

FILOMENA: Pero ya el fuego del misticismo apoderábase de tí, y a pesar de la lucha entablada, entre el brillo del mundo y la soledad del templo, 

DUQUE: La Fe arraigada fuertemente en mi corazón, esa fe que no me ha abandonado nunca, 

EVARISTO: Y a la cual le debes tu virtud y todo lo que eres…

FILOMENA: Triunfaste en ese combate.

FACUNDO: Y te entregaste al señor.

DUQUE: ¡Ay! sólo por una etapa de mi vida… Luego me convencí que mi misión era otra, y volví al mundo.

EVARISTO: Y Vuelto al mundo y residenciado en Caracas, aún la paz embarazaba tu espíritu y aunque te mantenías retirado del Fausto. 

DUQUE: Siempre recibía homenajes mi belleza. 

FILOMENA: Tus trajes influenciaron poderosamente a los elegantes caraqueños, y se impuso la moda, que llamaron "Vitoquismo"… 

DUQUE: A tal punto, que en las carnestolendas del año gracioso de 1920, fue necesario que un grupo de amigos, tratando de imitarme, sacáronme, durante las fiestas de Momo, en un rico Landeux, para así, darle con mí presencia lustre y línea a la comparsa. 

FACUNDO: Usted, fue el delirio. Las multitudes bramaban a su paso. 

DUQUE: La celebridad fue en pos de mí como sumiso corderillo… Los homenajes femeninos me alagaron, y entonces comprendí que tenía que vivir para el mundo, que era necesario que mi línea resplandeciera como un asteroide sobre el humano linaje: yo soy luz y faro de los elegantes, yo soy, ¡ay!... Yo no sé lo que soy de tanto que soy… Mis títulos se imponían y a pesar de mi proverbial modestia, 

EVARISTO: Y los dio a la luz pública, para identificarse con sus ilustres ascendientes… 

DUQUE: Pelayo, Rodrigo, Atanagilda, 

FILOMENA: Don Hernán Tijifredo, 

FACUNDO: Sigisberta, Bruneguilda, Chilperico, Clotario, 

EVARISTO: Dagoberto, los Merovingios, los Carlovingios, 

FACUNDO: Los godos, los visigodos, los ostrogodos, los nogodos y lo sigodos: 

DUQUE: Reyes de Francia, Austracia, Neustracia, 

FILOMENA: Lutecia, Fenecia, Eusia y Sinogeusia.

DUQUE: Me firmaba Vito Modesto Franklin, ahora soy ex–Vito, que quiere decir que fui Vito y que soy su excelencia 

LOS TRES: El Duque de Rocanegras y Príncipe de Austracia.

DUQUE: He aquí mis títulos, entérense: (SACA UN PERGAMINO Y LEE) "F. Padrón, Alcalde, certifica que la copia que sigue (ACOTA) es traslado fiel de su original. Nos, Fernando VII, Rey per gracian Dei, a ti, Felipa Montes, vecina de la Guaira, causa habiente de Henán Tigífredo, Duque de Rocanegras, en vista del expediente que se devuelve a su destino y en el cual está comprobada adicionalmente al anterior expediente que tiene derecho a disponer y hacer uso como a bien tenga en los bienes y título de Henán Tigífredo, Duque de Rocanegras, tal como la casa ubicada en Calabozo y el hato Pilar y el indicado título y demás que usará ella y sus herederos libres de gastos por sus méritos. Así firmo este expediente en Madrid, año 1821. Yo, El Rey." – A veintitrés días de Octubre de 1837 firmo esta copía en Petare, El Alcalde. – F. Padrón. Juzgado del Distrito Sucre. Petare, 16 de Octubre de 1922. – 113º y 64º. – El juez que suscribe, Certifica: que el presente documento es el que se refiere al informe presentado por los expertos calígrafos Ricardo Gondelles R. Y José Adolfo Gorico, que autenticado por ante el juzgado del Departamento Libertador del Distrito Federal Juez, Dr. Enrique Arévalo; secretario, A Villanueva Mata, y que se encuentra al folio 5 y 6 de este expediente del cual aparece que la firma que autoriza el documento y que dice: F. Padrón, es auténtica.- El Juez – J. M. Soto. – Secretario, Guillermo Irribarens. Yo, Felipa Montes, viuda de Joaquín Montes, hago constar mi última voluntad: La Hacienda "La Trinidad" y los bienes muebles, y títulos de nobleza que el Registrador inventará al pie de esto, son para mi hija Eduvigis Montes y en su defecto para la persona que la herede y sea mayor superviviente. Nos, Fernando VII, Rey por la gracia de Dios, y a ti, Joaquín Montes, actualmente en Venezuela, comprobado cómo está en el expediente que se devuelve a su destino, que posee legítimamente los títulos nobiliarios como los Ducados de Cantabria, de Alava, el condado de los Espartarios, el principado de Austrasia, en virtud de heredero o causahabiente de Bruneguilda hija de Atanagildo, Rey de Austracia y consanguínio con Don. Fabila, ascendiente del Rey Don. Pelayo. Y por sus méritos personales y el dinero aportado en beneficio de nuestra causa y buen compañero del General Morrillo, él o sus herederos los usarán libres de todos gastos; así firmo este expediente que se remite, Madrid, 1820. Yo, el Rey. A los veinte días de Noviembre, año 1860. Yo, Felipa Montes firmo esto en Caucagua, 26 de Noviembre de 1860. El anterior documento me ha sido presentado por su otorgante para su registro ante mí y estos testigos y vecinos que firman: Manuel Pacheco, Juan Ignacio Díaz, Gregorio Pereza, Idelfenso Sanchez, y ha quedado registrado al folio dos. El Registrados, H. Castillo, Felipa Montes. Fray Feliciano Alonso de la orden de Agustinos Recoletos, Cura y Vicario actual de la parroquia de San Pedro Apóstol, de la Guaira certifico: que en el libro décimo noveno de Bautismos del Archivo de mi cargo, al folio cuatrocientos noventa y cinco, se halla una partida de tenor siguiente… "En la Iglesia parroquial del Apóstol San Pedro de la Guaira, yo el Cura y Vicario de ella bauticé solemnemente según el ritual Romano a un niño y le puse Víctor Modesto hijo legítimo de Benito Franklin y Eduvigis Montes de Franklin, Fueron sus padrinos Roberto Castro y Leonarda Morante, y así lo certifico.- Miguel Antonio Baralt.- Es copia exacta del original.- Fray Feliciano Alonso. Expedido en la Guaira a los diez días de Abril de mil novecientos veintitrés." Verdad contertulios, que son mis títulos, la excepción, gracias a la prudencia. Si, mis títulos, como queda comprobado, son lo más añejos del mundo, vienen en línea directa de los ostrogodos y visigodos. ¡Oh, la maravilla de mis auténticos pergaminos!, y he aquí lo más grande: Que examinando la pureza de mis hechos, desde muy temprana edad hasta la fecha, he confirmado de esa manera, la perfecta identificación de la nobleza de mis actos con la nobleza de mis títulos y ascendientes añejos. 

FACUNDO: Era la hora de la apoteosis. En tu teatro Olimpia organizáronte una función de honor en la que a exigencia de miles de tus admiradores, 

DUQUE: Prometí que hablaría, para que, así mi verbo incomparable floreciera, llenando los oídos del auditorio de inmensas cataratas de sonidos armoniosos y sus antífrasis. 

FILOMENA: Ibas vestido a la usanza caballeresca al subirte sobre el escenario para decir tu verbo, la concurrencia se desbordó en exclamaciones, producidas por la abracadabrante fascinación de tu presencia,

EVARISTO: Después el público quedóse extático, embargado en la contemplación de aquel portento, nunca visto que era tu cuerpo. 

DUQUE: Y fue entonces, cuando les saqué de esa su gran admiración, con mi célebre frase orgullo de gramáticos y retóricos, comentada después por mis admiradores, frase que se la regalé, con mi proverbial generosidad, al idioma español. 

FACUNDO: He aquí la frase asombrosa: Me veo y no me miro. 

DUQUE: Sí, sí, sí, me veo con los ojos del alma, y no me miro, porque esa noche, no tenía delante de mí ningún espejo en que mirarme,

FILOMENA: He aquí la profundidad de la frase adunando al metamorfosear, lo espiritual con la materia, - 

DUQUE: Yo aduno siempre…No debe confundirse, aduno con ayuno. Ayunar es tener el pesebre alto, adunar es juntar; sin amalgamar, excepciones de las palabras terminadas en ar, como universar. Sar – y viceversa de las terminadas en "al" como oratesal, zal, etc. etc. etc.

EVARISTO: Las frases y sus modas inventadas por ti, son tantas, que ellas solas podrían formar un diccionario de faltriquera. 

DUQUE: Yo inventén la moda eucalística de usar en los sombreros cintas multicolores, porque yo soy un multicolor, adoro las tonalidades y por eso, trabajo todos los días en combinaciones distintas, un día la morada-arzobispo, amalgamando los colores de modo que hagan perfecto pondant…

FILOMENA: Otro la azul mar adentro, 

FACUNDO: Otro, la amarilla triste, 

EVARISTO: Otro la verde ruborora y alegre, 

FILOMENA: Otra la Roja escarlata, 

FACUNDO: Otro la obscura, seria y pensativa. 

DUQUE: Hay que saber combinar los colores, los tonos y los semitonos, de ahí mi abrumadora superioridad sobre Andrés Fouquiers, el cual apenas podría ser, por mi benevolencia, como un minúsculo destello de mi elegancia rectilínea y paralelepípeda, en la más amplia acepción del rectángulo. 

FILOMENA: E inventaste también la moda del coqueteo lentistico. 

DUQUE: (MUESTRA COMO) Agárrase los lentes con la mano derecha, sepáranse como media vara del caballete de la nariz, y diríjanse lo ojos en estudiada pose, sobre la persona que se quiera abrumar con elegancia, teniendo cuidado de que la vista vaya horizontalmente del sentido inverso de los lentes. 

EVARISTO: A tu genialidad se debe también el bostezo mudo o discreto…

DUQUE: El cual lo ejecuto, como por obra de magia, sin que ninguno de los admiradores que me rodean, puede saber qué estoy haciendo, y si alguno poseyendo la cuarta dimensión, se percata de ello, ah! entonces se subyuga de tal modo, que me incita con pequeños carcajeos de gozo a que se repita el mundo y discreto bostezo, lo que hago con mucho gusto, porqué han de saber que el bostezo me obedece a mí, yo lo domino, y lo hago tan bien y tan gracioso, que me lo hacen repetir tantas veces, que la gente se contagia, de ahí, que donde quiera que yo estoy, está el bostezo conmigo, habiendo habido reunión en que se ha conjugado enterito el verbo: "Yo bostezo", tu botezas, nosotros botezamos, todos botezan, etc.

FACUNDO: Otro de tus maravillas es el estornudo para adentro, silencioso, o sin acústica 

DUQUE: Esto lo ejecuto con la boca cerrada, sin que se mueva lo más mínimo la caja bucal.

EVARISTO: El uso de los getas, los cuellos triangulares, algunas formas de paltó levita y camaritos y ¡oh! la maravilla más grande: 

FILOMENA: El sube y baja de las escaleras, acto de elegancia, que ejecutas con un arte plástico asombroso, sin tenerle miedo, a fuer de noble, al inmenso peligro a que se expone quien éste acto ejecute, toda vez que al subir y bajar la escaleras sin posar la vista sobre los escalones, tiene el grave riesgo de un fortuito y desgraciado resbalamiento, al final del que, puede quedarle estereotipado en el rostro ¡oh! qué horror: un chichón antilineal.

DUQUE: Estas son pues las maravillas que salen de mi claro cerebro, maravillas que divulgo, porque lejos de mi el egoísmo, quiero que todo el mundo al imitarme trate de perfeccionar su línea y que el vitoquismo o Rocanegrismo, o Austracismo, llegue a todos aquellos que quieran perfeccionar la línea… Yo soy la excepción en el mundo. Gracias la providencia. Muchos ingenieros amigos míos se han quedado boquiabiertos ante la perfección curbilineal de mis pedazos. Nunca habían visto cosa igual, mi línea matemática, desde la uña del dedo gordo, hasta el pelo más rebelde de mi órgano capilar. 

FILOMENA: Ni el puente de Brooklyn, ni las pirámides de Egipto que entre paréntesis, no son más piramidales que tu. 

FACUNDO: Ni la torre Eiffel, ni los viaductos portentosos de la china de Sparafucile, 

EVARISTO: Ni los bailes de Alejandro Magno, 

FACUNDO: Ni la maravillosa tumusa, de Jerges, aquel que se tomó el Río Madrás. 

EVARISTO: Ni los desgraciados gorgoritos de la pobre Lucía, ni la espada de Edgardo, ni la mirada aeroplánica de Abelardo, 

FILOMENA: Ni el andar sandunguero de Romeo. 

DUQUE: Ni la cabeza de Menduza, ni las delicias de la Roca Tarpeya – tienen la línea, el cachet, el donaire, el "savoir vivre" el "saboir fear" de este despampanante y modesto Vito Modesto Frankly, decimo cuarto nono. Duque de Rocanegras, Príncipe de Austracia… 

FILOMENA: Sólo he visto un mortal, que tenga un rostro, casi como el tuyo

FACUNDO: Cayus Tiberio Cesar Emperador Romano y profesor de baile, 

DUQUE: Pero que va, en lo de más me lo llevo como dicen de pecho, pues no tenía un metro ochenta de estatura. 


EVARISTO: Ni tu roba corazón, ese rizo coquetón, que te cae oblicuamente sobre tu casta frente, no lo tuvo Tiberio, porque al pobre, se le fue cayendo el pelo y apenas si alguna mechita avanzaba en su frente, además no tenía un metro ochenta.

DUQUE: La Joya nacarada de mi ombligo, esa maravilla nona, que el universo entero ha consagrado, como la obra más perfecta, que tiene cuerpo alguno, es uno de los dones de la naturaleza que más orgullo caúsame, mi ombligo sin raíz 

FACUNDO: Non Omblicus raíz 

EVARISTO: Es como una dormida laguna llena toda de sinuosidades, pliegues y repliegues y virgen de raíz, 

DUQUE: Pudiendo decirse de mi ombligo… que es una isla de porcelana, enclavada en el mar de mi barriga.

FILOMENA: Y el regazo de Venus, que posees, como una marca de fábrica en tu parte posterior, 

DUQUE: Un poco más debajo de la espalda, declarado el autentico, por un grupo de ingenieros, el día en que me carearon con mi ascendente Venus.

EVARISTO: ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!, esa consigna de tus antepasados, es lo más diuréticamente núbil que existe en este mísero valle de lágrimas, y pensar… 

DUQUE: ¡Oh! envidia humana ¡oh! humana envidia, que ésta parte de mi cuerpo fue una vez calumniada, calumnia, calumnia y calumnia, no fue una pedrada que me dieron cuando pequeño, sino los aunténticos hoyuelos de Afrodita. 

FACUNDO: El regazo de Venus ¡ah! Regazo, regazorum, regazus…

DUQUE: Ave, Ave, aventaré la calumnia más allá de la frontera de la línea.

EVARISTO: Entre los continuos descubrimientos, que haces diariamente de muchas cosas perfectas de tu cuerpo, 

FILOMENA: El que últimamente me ha regocijado más es el de que, tu labio superior carece de canal, esa diminuta carretera que conduce a la nariz…. 

DUQUE: Si. Mi labio superior es completamente alicaido, arrecido, y, hace de mi boca, un gracioso y delicado antipasto.

FACUNDO: La época de su primer viaje a Europa es aquella en que Madrid celebra, con grandes corsos de flores, el cumpleaños del rey Alfonso XIII el día de San Pascal. 

DUQUE: Es la época en que la literatura de Pierre Loti y las páginas de la revista L’Illustration habían puesto de moda los lujos de la mueblería oriental, los cigarrillos turcos y el turismo por los países exóticos. 

EVARISTO: Época en que Europa se halla en plena efervescencia danunziana, y el ruidoso poeta impone en la literatura la moda de los amores raros.

FILOMENA: Cuando París aún asiste con un entusiasmo robusto al espectáculo de los últimos duelos-vagido póstumo del romanticismo…

FACUNDO: Y en que en la Costa Azul se oye sonar, de vez en cuando, el pistoletazo de un suicida mundano, galante e insolvente.

DUQUE: Trasladar a sus pequeñas ciudades de la América tropical un poco de ese mundo decadente, pero tan decorativo, fue el sueño de algunos suramericanos sensibles que por entonces viajaban por Europa… Y así algunos renunciaban a su personalidad real para asumir otra más poética o al menos, más cónsona con aquel mundo del que se han hecho huéspedes para siempre, aun no viviendo ya en esa región. 

EVARISTO: A esa familia de criollos vuelto hacia lo exótico, perteneció Usted Duque desde 1921 como el más vistoso y original de sus representantes. 

DUQUE: Si, y para poder vivir la hermosa comedia que fue mi vida durante diez años, adopté un ropero de mi propia creación, caracterizándome principalmente por mis deslumbrantes ensamblajes de colores en que concurría el leonado y el verde Nilo, el carmesí y el negro, el esmeralda y el gris claro, el violeta y el rosa, todos ellos aplicados a las más curiosas formas que adoptaron jamás las ropas masculinas; como combinaciones de paltó-levita y calzón corto a lo chamberlán, chistera y camisa mosquetero de ancho cuello y bocamanga de encaje, tirolés con escarapelas de plumas, corbata de plastrón y zapatillas de raso con hebilla de plata.

FILOMENA: Remataban la irrealidad de su figura no sólo sus pelucas que parecían de seda, sino el leve maquillaje de carmín y polvo de arroz con que avivaba su semblante, siempre realzado por un monóculo del que pendía una larga cintita del mismo color de la corbata. 

DUQUE: Famosos fueron también mis bastones de riquísima y complicada empuñadura, que excedían a veces el tamaño normal, y por la manera como yo lo empuñaba me infundían el aire de un majestuoso maestro de ceremonias. 

FACUNDO: En la muñeca izquierda llevaba invariablemente una soberbia pulsera adornada con tres bellotas de oro…

DUQUE: Llevaba no, (MUESTRA LA PULSERA) la llevo aun…

FACUNDO: De las que tú decías que representaba a tus antepasados. 

DUQUE: Decía no… Digo, Los tres infantes de Borbón; y de mis guantes, célebres también por sus colores, no prescindía sino en ciertas especialísimas noches de gran teatro, para mostrar, algunas de las sortijas que componían mi rutilante colección.

FILOMENA: Gozoso de la admiración que a su paso suscitaba entre los viandantes…

DUQUE: Salía todos los días a las diez de la mañana de mi casa en la esquina de la Glorieta e iba a situarme en la Plaza Bolívar, donde pasaba casi todo el resto del día, con la mirada perdida entre los árboles, galanteando ceremoniosamente a las damas que pasaban o a veces charlando con mis numerosos amigos en el corrillo intelectual de “La Francia”.

EVARISTO: Y para 1922, y todavía sin llegar sus extravagancias a los extremos que alcanzó por el año de 1929, ya usted Duque era sonadísimo en Caracas. 

FILOMENA: Y para reafirmar apoteósicamente su caudaloso prestigio, en los carnavales de aquel año, el grupo de sus amigos formado por: 

FACUNDO: Arístides Silva Pérez, Armando Carriles, Julio Coll Pacheco Magín, Enrique Silva Pérez, y Antonio José Santana, 

EVARISTO: Integraron una comparsa en la que todos iban disfrazados a la usanza del Duque, de usted mejor dicho… 

DUQUE: Y fui paseado por mi triunfo con el acompañamiento de una gran multitud, por las principales calles de la ciudad… En aquella época se me conocía popularmente en Caracas como el Doctor Franklin y también como el padre Franklin

FILOMENA: Pero a raíz de su apoteosis carnavalesca, y para halagarle el prurito nobiliario de que había vuelto contagiado desde su viaje a Europa, un grupo de amigos encabezado por el dibujante “Leo”, tuvieron la ocurrencia de hacerle llegar por trasmano ese pergamino (APUNTA AL PERGAMINO) supuestamente expedido por el Rey de España, en el cual se le confería la dignidad de Duque de Rocanegras.

FACUNDO: Nunca sabremos si usted Franklin, por ser también un humorista en el fondo, se prestó conscientemente a ser un elegante juguete en manos de sus amigos, 

EVARISTO: O si, ofuscado por su incurable manía del esplendor, se sentía en verdad protagonista de la fábula ducal que le inventaron. 

DUQUE: El hecho fue que apenas recibido el pergamino me hice entrevistar por todos los periódicos, 

FILOMENA: Despertando tal entusiasmo en la ciudadanía con la noticia de su ducado.

FACUNDO: Y en 1924 para celebrarlo, se le organizó una fiesta en el Circo Metropolitano. 

EVARISTO: (LEYENDO) Los organizadores de la fiesta…Dice la reseña enviada desde Caracas a la revista madrileña “Sangre y Arena” Solicitaron de su excelencia el Duque de Rocanegras les hiciera el despejo de la plaza en una carroza preparada al efecto.

FILOMENA: (HACIEDOLE UNA REVERENCIA) “La alta dignidad ducal” cumplió su cometido, y después, gentilmente fue invitado para tomar una copa de champaña en el centro del ruedo… Y se le dio libertad inopinadamente a un hermoso novillo… 

FACUNDO: Los invitados al ver aquel novillo, y como por encanto desaparecieron del redondel…

EVARISTO: Solamente el príncipe, el auténtico (ACOTANDO) teniendo sangre azul no podía ser de otra manera… Y aguantó con la mayor impavidez las embestidas del “morlaco”… Y paso a paso, con toda la majestad que el caso requería, usted se retiró hasta el más lejano burladero, conservando intacta la virginidad de su línea”.

FILOMENA: Aunque se aseguraba que en sus relaciones con las damas, usted nunca excedía los límites de un elegante platonismo castamente alimentado con flores y bombones (ACOTANDO) “Casto Varón de las Vestales le llamó la revista Elite en 1930… Usted se desvivía S.E por las mujeres de teatro y especialmente por las bailarinas y cupletistas. 

DUQUE: Para tenerlas al alcance de mi esplendidez y admiración, me compré el viejo Teatro Olimpia, y desde el palco central, en las noches de debut o de despedida, yo les arrojaba al escenario grandes cantidades de rosas. 

FACUNDO: Esos eran los tiempos en que recorrían América, tonadilleras de fama mundial como: Rosita Guerra, Carmen Flores “amante de don Enrique de Borbón”, Raquel Meller, Pastora Imperio y Lydia Ferreira “La Lusitana”.

DUQUE: (SOÑADOR) Y la Paquita Escribano, gran cupletista, coincidió con Carmen Flores en Caracas en el año de 1922… 

FACUNDO: Carmen Flores actuó en el teatro Olimpia… Paquita Escribano primero en el Teatro Nacional y luego en el Nuevo Circo. 

DUQUE: Carmen Flores era castiza y cañí de raza gitana, conforme diría cualquier cronista de la época… Cantó cosas como “De noche cuando me acuesto” o “Cruz de mayo”. 

FACUNDO: Carmen Flores, tenía voz suficiente como para que la escucharan fuera del teatro. 

FILOMENA: Pero bueno es pensar que no era escasa la de la Escribano, y prueba suficiente es la de que cantaba en el Nuevo Circo en tablado puesto sobre la puerta de los toriles. 

EVARISTO: Paquita cantaba cuplés como “Besos fríos” o “no me beses” y se atrevía con la osada letra de “Mi Hombre”. 

DUQUE: Ambas tenían en su repertorio canciones como “El Relicario”. 

FILOMENA: La rivalidad entre Carmen y Paquita produjo pública controversia y los periódicos de la época traían abundantes correspondencia destinada a alabar y zaherir a una u otra de las artistas”.

DUQUE: (DISIMULANDO) Otra cupletista famosa fue Raquel Meller, una de las grandes cupletistas de la “Belle Epoque”; se llamó Francisca Marques López, nacida el 10 de marzo de 1888 en Tarazona, Zaragoza y murió el 26 de julio de 1962 en Barcelona (España). 

FACUNDO: Fue también una de las grandes intérpretes de “El Relicario”, junto a Carmen Flores y Paquita Escribano. 

DUQUE: Creo que las tres, terminaron de enloquecerme.

FILOMENA: El matrimonio de la Meller con el poeta Gómez Carrillo en el Teatro Olimpia fue un acontecimiento de singular relieve artístico y social. 

EVARISTO: Donde se reunió a las personalidades más destacadas del teatro y de las letras de su tiempo. 

FACUNDO: Y asistieron, además no pocos representativos de la aristocracia española. 

FILOMENA: Entre sus padrinos de boda figuró el Conde de Ramanones, y por supuesto usted Duque.

DUQUE: No existe pianola sin los compases en su repertorio de tan alegre melodía. Yo aconsejaría que todos los programas sociales bailables deban comenzar con este garboso pasodoble y cerrar al compás de la inimitable “Alma Llanera” del maestro Pedro Elías Gutiérrez. (CANTA ESTA FAMOSA CANCIÓN “EL RELICARIO”)
I
“El día de San Eugenio
yendo hacia el Prado le conocí
era el torero de más tronío
y el más garboso de to Madrid… 
Iba en calesa pidiendo guerra
y yo al mirarlo me estremecí
y él comprendiendo saltó del coche
y muy garboso se vino a mí
tiró el capote con gesto altivo
y muy mimoso me dijo así:
Estribillo
Pisa morena, pisa con garbo
Que un relicario, que un relicario me voy hacer
Con el trocito de mi capote
que haya pisado, que haya pisado tan lindo pié.
II
Un lunes abrileño
el toreaba y a verle fui.
Nunca lo hiciera aquella tarde
de sentimiento, creí morir.
Al dar un lance,
cayo en la arena;
se sintió herido
miró hacía mí.
Un relicario saco del pecho
y yo al instante reconocí
cuando el torero caía muerto
en su delirio decía así…

Estribillo
Pisa morena, pisa con garbo
Que un relicario, que un relicario me voy hacer
Con el trocito de mi capote
que haya pisado, que haya pisado tan lindo pié.

EVARISTO: En mi experiencia, aunque nací al final de la década de los noventa, tuve el privilegio de haber oído “El Relicario” en una pianola manipulada por mí, acompañada por la música del piano tocado por mi tía Rosa (hermana de mi madre) y por guitarra tocada por mi abuelo, y haber presenciado esos bailes. Esto fue en El Prado de María, en la casa donde vivió Macario Isidoro Cabrera González mejor conocido como “El Cochero Isidoro”, y a quién inmortalizó Billo con su canción “Epa Isidoro”.

FACUNDO: En el homenaje popular que en 1924 le hicieron a usted para proclamarlo “El Hombre de las Línea Perfectas”, fue Carmen Flores quién fungió como sacerdotisa encargada de consagrarle. 

DUQUE: Una ceremonia, que respiraba un paganismo de caricatura, consistió en tenderme semidesnudo en un lecho de rosas y me vertían champaña en mi vientre para que Carmen bebiera del cuenco (concavidad) de mi ombligo. 

FILOMENA: Ahora bien, siguiendo a la Flores, de quien estaba usted inútilmente enamorado, había llegado por aquellos días a Caracas don Enrique de Borbón, personaje de la realeza española y primo del rey Alfonso XIII, a quien le pareció excesiva aquella confianza de usted Duque con su amada…

DUQUE: Por lo que en un ruidoso encuentro que ambos tuvimos en los salones de “La Francia”, me arrojó un guante a la cara y me retó a duelo. 

EVARISTO: Pero al parecer a última hora se acobardó el Borbón, y cuando usted Duque y sus padrinos fueron en su busca en la explanada de El Calvario, 

DUQUE: Ya don Enrique iba camino a Colombia, siempre en búsqueda de su evasiva Carmen… En Caracas no ocurrían duelos desde los años románticos de 1850, cuando se libraron los últimos en los matorrales del lugar llamado La Matanza, donde hoy se encuentra el Nuevo Circo. 

FACUNDO: Y Tampoco habían tenido los caraqueños desde la época de la colonia, muchas ocasiones de mirar de cerca de una persona de la nobleza… 

DUQUE: Todo lo cual, sumado a la gran popularidad de que yo gozaba, le aseguré el esperado espectáculo del desafío una concurrencia digna de la mejor corrida de toros.

EVARISTO: Interpretada la fuga del Borbón como un triunfo por “forfait” para su contendor…

DUQUE: Y la enorme multitud de curiosos que se habían aglomerado en El Calvario para asistir al duelo, me alzaron en hombros, y entre aclamaciones, aplausos y vivas a Venezuela me trajeron cargado hasta la Plaza Bolívar. 

FILOMENA: Un nuevo elemento, acaso el más bellamente y fabuloso de todos, vino por el año 24 a enriquecerle la materia novelística de su vida. 

FACUNDO: Con mismo procedimiento al que había usado para hacerle llegar el pergamino con sus títulos, el círculo de sus amigos, entre los que siempre andaban metida las manos los redactores del “Fantoches”, 

EVARISTO: Y fechándola en la remotísima villa francesa de Metz, le hicieron llegar como escrita por una supuesta princesa cautiva, una declaración de amor…

FACUNDO: (AL PUBLICO) Para cuya firma eligieron el nombre de un conocido medicamento recomendado contra la dispepsia: se llamaba Princesa Piperazine de Midy. 

FILOMENA: “Estimado Duque -decía la carta-: tiempo mucho ha que os amo en secreto como bien consta a mi almohada, a la que comunico todas las noches las inquietudes de mi corazón, y en especial a mi loro particular con quien paso mis horas de ocio conversando acerca de vos. Estáis ceñido a mi amantísimo corazón como presa en mi corsé lo está mi cintura. Permitidme contar desde hoy con vuestra mano. La mía, vuestra fue desde siempre. Besos vuestros pies, Piperazine de Midy, Princesa cautiva de Austracia”.

EVARISTO: Eso creyeron sus amigos sorprender la inocencia de usted con la invención de semejante princesa, lo que lograron en realidad fue proporcionarle un tema para demostrar todo lo poeta que era. 

DUQUE: No sólo admito la existencia de tan lejana y fabulosa enamorada, sino de tanto mencionarla, de brindar por ella en mis fiestas y de salir en su defensa cuando se le aludía sarcásticamente en los periódicos, 

FACUNDO: Usted llegó a infundirle vida, llegó a darle corporeidad en el folklore de Caracas, llegó a asociarla a su nombre, a su aventura y hasta a su tragedia como lo está a la figura de Don Quijote la imagen de Dulcinea.

FILOMENA: En ninguna ocasión nadie le ha señalado usted que su “Dulcinea” tenía el mismo nombre que un remedio.


DUQUE: (EXPLICA CON BURLA) La plebe no sabe de remedios, además ella remedia todos los males de mi corazón…

EVARISTO: Y después de lo ocurrido con lo de la princesa Piperazine, usted se declaró Consorte de la Cautiva, y adoptó el título de su desposada se proclamó Príncipe de Austracia. 

DUQUE: Y esto coincidió con el auge de Rodolfo Valentino y sus éxitos cinematográficos… “Cobra”,” Sangre y Arena”, “El Gaucho”, “El Hijo del Sheik” y “El Águila Negra”.

FILOMENA: Los cinco títulos de oro que envuelven el nombre de Valentino en un fulgor de leyenda.

FACUNDO: Y poco a poco la ciudad de Caracas se fue rindiendo a la fascinación de la nueva “divinidad viviente”.

EVARISTO: Las películas de Valentino cada tarde congregaban a sus idólatras en las vespertinas del Teatro Princesa, o en las friolentas intermediarias del Circo Metropolitano.

DUQUE: Esto me causó un celo exagerado, e hice un intento casi angustioso por rescatar el sitial de mi fama que con tan desiguales armas me arrebatara ese extranjero. 

FILOMENA: Y para completar la situación, los humoristas de “Fantoches” le propusieron hacer una comparación pública entre sus proporciones corporales y las que se conocían de Valentino. 

DUQUE: Y yo acepté el reto… Pose medio desnudo para un famoso retrato de la Fotografía Manrique, cuya exhibición fue en las céntricas vitrinas de la Bota de Oro… Y resultó el más gozoso espectáculo que se había ofrecido a la Caracas de aquellos tiempos. 

FACUNDO: En el teatro Olimpia, días más tarde se celebró el acto donde se efectuó las mediciones de su cuerpo y fueron realizadas por un competente grupo de operadores de cine.

DUQUE: Y recobré mi popularidad…

EVARISTO: Es más ésta no descansaba ya como en otros tiempos en el prestigio de su persona, sino en el apoyo que le prestaba la radiante actualidad de su émulo cinematográfico. 

DUQUE: Esto se prolongó hasta el 23 de agosto de 1926 cuando murió Rodolfo Valentino en la ciudad de Nueva York. (SALE)

FACUNDO: Y contagiado por la pasión de la técnica…

FILOMENA: El Duque decidió, en el papel de mecenas, ayudar a un joven latonero que trabajaba en la invención de un motor.

EVARISTO: E invitado a presenciar la prueba del aparato en el garaje Venezuela y el 5 de diciembre de 1930, resultó seriamente herido al estallar durante la demostración una de las partes de la máquina, ocasionándole la pérdida de una pierna. 

FACUNDO: (GIRAN LOS TRES AL RETRATO VACIO) Derribada así irremediablemente su elegancia y con ella… El resorte mágico de su popularidad, su figura cayó progresivamente en el olvido. 

FILOMENA: De “Vitoco”, deformación de su nombre Vito, se originó la palabra “vitoquismo”, sinónimo venezolano de narcisismo y presunción.

EVARISTO: Los humoristas e intelectuales más famosos de Caracas eran grandes amigos de Vito Modesto Franklin. 

FACUNDO: Pues era generoso en La Francia y en La India pagando siempre el brandy y la cerveza, con tal que se guardara respetuoso silencio mientras refería curiosas historias, en donde él era el muchacho de la película…

FILOMENA: Hablaba de sus tertulias con el Rey de España; de las aventuras nocturnas en Londres con damas de la nobleza, en donde derrotaba en la conquista de mujeres al Príncipe de Gales;

EVARISTO: Sorprendía a los ingenuos patiquines de Las Gradillas a las 11 de la mañana con pantalones bombachos y medias a cuadros amarillos y rojos.

FACUNDO: En la noche escuchaba la retreta con capa española y sombrero negro de ala ancha. 

FILOMENA: El Miércoles Santo visitaba al Nazareno de San Pablo con pumpá y levita. 

EVARISTO: Isidro José refería que como la prensa estaba amordazada, el Duque era el pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo. 

FACUNDO: Y diariamente se le hacían entrevistas en donde los tomadores de pelo le preguntaban sobre religión, arte, sexo, teatro, política internacional y literatura. 

FILOMENA: El Duque fue primero un loco, decía mi tío, pero como tenia cultura y dinero, la gente de Caracas lo fue tomando en serio. 

EVARISTO: Leo inventó que el Duque era el hombre más hermoso del mundo, y Vito Modesto Franklin se retrató desnudo. 

FACUNDO: En un carnaval apareció con carroza dorada descubierta, tirada por cuatro caballos blancos, mientras el pueblo gritaba. 

FILOMENA: Los jóvenes también comentaban en Las Gradillas…Rocanegras recomienda zapatos negros con tacones altos. 

EVARISTO: Y todos los patiquines comenzaron a usar el "calzado a lo Duque". 

FILOMENA: La mamadera de gallo convirtió a Vito Modesto Franklin en el dueño de la moda en Venezuela. 

FACUNDO: Les prohibió a sus amigos que en público lo llamaran por su nombre.

EVARISTO: Se le podía decir…”Su Alteza”. 

FILOMENA: E inspiró un nuevo vocablo "vitoquismo”

FACUNDO: El Duque reposaba en una urna de caoba y vestía de rigurosa etiqueta… Y tratando de contener el llanto alguien murmuró, Parece que Su Alteza, estuviera dormido.

EVARISTO: Fue el mismo señor que había llevado la tarjeta de invitación a El Heraldo. 

FILOMENA: El monóculo descansaba sobre la camisa del frac y lucia una pequeña rosa Blanca en el ojal. 

FACUNDO: Su vida en la década de los veinte (1921-1930) coincidió con el humor, la sátira y las costumbres de la Caracas de esa época. 

EVARISTO: No se burlaron de él, sino que todos vivieron y compartieron su necesaria locura.

LOS TRES: (AL PUBLICO) ¡VIVA EL DUQUE! 

FIN








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